El paisaje es la huella del recuerdo. Somos paisaje que lleva andando el aire y el viento, la luz y su reflejo, espacio vivido y recordado que transitamos una y otra vez, hasta que nos fundimos un día en él, y empezamos a ser parte de nuestro recuerdo.
El paisaje como reflejo de los sentimientos y el pensamiento. La elección de la luz, del color, el objeto. La eliminación o creación de aspectos sentidos y no revelados en una visión directa, hacen del paisaje uno de los temas en los que la abstracción unida con el deseo y la imaginación del pintor toman cuerpo y sentido. Vivencias visualizadas.
Este paisaje en el que el reflejo de una casa sobre el agua es el motivo, recurro a esos tres elementos: el fundamental, el agua, eñ segundo, el cielo, que se refleja y por último, la casa, lugar del alma, el objeto, que aunque aparentemente el más permanente, varia y cambia de color según las horas del día y los reflejos del agua.